Qué no jueguen con tu salud

 

Es evidente que la sanidad pública está en declive. No voy a descubrir nada nuevo. El barco se hunde y no somos conscientes que nos vamos a pique dentro de él. No hablo sólo como sanitaria, también como usuaria, beneficiaria y paciente, muy paciente de esta nuestra #SanidadPública.

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Confieso no haberme colado nunca en una lista de espera o en la interminable cola de urgencias del hospital donde trabajo. Nunca me ha gustado cuestionar el criterio de ningún médico que valore que: la señora Antonia Donaire y su prótesis de cadera son más importantes que yo.  Paso de favoritismos en el tema salud. Cuando me atienden me gusta que lo hagan desde la máxima objetividad e intimidad posible. Es más, me fastidia mucho la gente que recurre a técnicas persuasivas de peloteo para conseguir su cita con más apremio. He esperado un año a ser intervenida de una cadera, a día de hoy estoy pendiente de nueva cita con el servicio de rehabilitación, no me llaman, pues espero como todos, paciente. Conmigo también se han cometido errores en diagnósticos médicos y me han traspapelado informes en la era jurásica del parte escrito.

Cada vez son más las personas  que por obligación, rapidez  o comodidad, recurren al uso de la #SanidadPrivada, que desisten, que no quieren, que se niegan a esperar o que por su momento médico requieren pruebas o exploraciones preferentes.  Hace dos días, mientras esperaba en una sala de urgencias, vestida de calle y no de blanco,  escuchaba a un señor como hablaba con su hija, mientras la pobre administrativa se tragaba una bronca innecesaria…- ¡Vámonos a La Mutua Vanesa, aquí no te atienden a la cría hasta mañana y está temblando de la fiebre! …En estos casos, que cada cual sea libre de opinar que haría, pero yo sentí una pena enorme. Pensé que esto es lo que quieren de nosotros. Juegan con el gran poder ético y moral de la salud. Y a la vez, me enfadé porque no entendía como, hacía solo unos días, veía a gente por la televisión manifestándose en apoyo a uno u otro finalista de un conocido Reality Show.

Y aquí me sale mi vena destroyer para gritar al techo: ¡LA SANIDAD PÚBLICA NO SE VENDE, SE DEFIENDE!

Ahora me visto de uniforme, pijama blanco desgastado de tanto producto anti todo, semi traslúcido pero no transparente, zuecos rosas y mucho amor para repartir en mi  jornada. Y veo que cada vez hay menos sábanas, que los pañales están contados, que raro es poder ofrecer un pijama a un enfermo que acaba de vomitar, porque no hay ni uno por paciente, que tienes que pagar el agua que consumes estando hospitalizado. He leído que quieren cobrar por reclinar las butacas de los familiares por la noche…¡Tremenda locura! Tenemos un máster avanzado en racionalizar tiritas marrones feas, por eso yo las compro de Los Minions. Adoro esas sonrisas. No las veo fuera del hospital y  una simple tirita se convierte en un gran evento si le pones un poco de gracia.

Lucho a diario por defender la dignidad de mi profesión, la igualdad.  Lo hago lo mejor que se y lo mejor que me dejan, pero existen personas que todavía piensan con la Cofia por no decir con… Qué piensan que solo somos chicas y sexys, que hay muy pocos chicos en esto (similar al mundo del ballet) , que trabajamos en minifalda y con tacones rojos un turno de 12 horas.

Y aquí vuelve a poseerme mi vena destroyer para gritar en las redes sociales: #YoNoSoyUnaEnfermeraSexy  #StopDisfracesDeEnfermeraSexy  #YoCuidoAPersonas

Además de ser enfermera soy MUJER y como tal, ejerzo mis derechos. Me quejo por todo aquello que considero ofensivo para mi profesión, que sea discriminatorio por género, clase social, o situación económica. Me indigno con todo lo que gire en torno a las palabras  #Machismo (Ese que tanto mata) #ViolenciaDeGénero #Desigualdad. Soy testigo de algunos ejemplos que me contestan como está la situación actual. Estamos muy desinformados. Además de gasas claro está, falta formación profesional para saber como abordar situaciones de violencia de género o de maltrato y abuso de menores. #PorEllas

Nos hemos acostumbrado a casi todo. Vemos normal que nos llamen de un día para otro para ser intervenidos y aceptamos sonrientes, no vaya a ser que tarden otros dos años en llamarnos. Esperamos horas resignados en las salas de la Unidad del Diagnóstico por la Imagen para hacernos una resonancia a las 3:07 a.m. , que llevamos catorce meses esperando y seguimos sonriendo, aguantando dolores crónicos a la espera de un licenciado disponible que valore que nos pasa, etc..

Personalmente no veo mucho más movimiento. Y es hora de cambiar el #chip si queremos ser atendidos de un infarto en plena calle. De seguir así conseguiremos eso, privatizar nuestro preciado sistema sanitario. Tenemos que quejarnos y reivindicar una sanidad pública de calidad arrebatada hace ya unos años. Es un derecho y un deber defenderla.

Qué no jueguen con tu salud. No te dejes.

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