El Karma existe

Dos años hará el 14 de Mayo que se cruzó en mi vida una persona sumamente desagradable y tóxica. La llamaré Simona, por aquello de no perder el sentido del humor. Lo que en un principio consideré una tortura psicológica, derivó en un gran aprendizaje a nivel personal. He sabido sacar partido a una de las peores situaciones a las que nos podemos ver sometidos, la injuria, la infamia y el acoso.

Me he callado todo este tiempo por respeto al proceso judicial que empezó en septiembre del mismo año 2014. Interpuse una querella contra esta persona porque dañó mi imagen, la de mi familia y se llevó a un galgo que tuve en casa durante dos semanas. Al perro le llamaré Mio, por aquello de respetar la intimidad y la privacidad de los animales.

<< Ya no vas a sacar más partido de aquel perro, barcino de capa fina y sumamente elegante, que me describiste en uno de tus primeros mensajes>>

He vivido en mis propias carnes el refrán que tantas veces había escuchado en boca de los demás…No hay mal que por bien no venga. Qué gran verdad. Durante años he querido saber que narices significaba esa frase y que escuchaba, a menudo, en personas curtidas por los años y las experiencias vitales. Sus miradas mientras lo decían, escondían mucho más que un refrán.

Yo pensaba más bien que, el fin NO justificaba los medios, que los males no podían durar cien años y que no era justo que pasáramos por algunos sufrimientos de manera gratuita. Esa era mi filosofía. Y me indignaba a menudo y me desgastaba a la vez. Y luchaba por que pensaba que la gente entendería las palabras que intentábamos hacerles llegar, pero no, me equivocaba otra vez. Y hablo en pretérito porque eso ha quedado en el pasado. Ahora empiezo a encontrarle sentido a todo el refranero español. Ahora si, y eso lo considero un importante avance personal, emocional, vital…

Os pongo en antecedentes. La tal Simona me entregó a Mio presentándose como miembro responsable del departamento de adopciones de una conocida asociación sin ánimo de lucro dedicada al rescate y defensa del galgo en Barcelona. Así constaba en los folletos que ella misma repartía por las tiendas de mascotas del barrio. Cobarde actuación sabiendo la problemática que hay actualmente en España con los galgos. Mercadear con seres que no tienen voz y no pueden defenderse es de almas crueles como la suya.

Para obtener mis datos y saber mis intenciones como adoptante me hizo rellenar un cuestionario (el mismo que el de dicha asociación) y me ordenó reenviarlo a su correo electrónico personal. Nunca me entregó ningún tipo de contrato de pre-adopción como es lo normal en estos casos. Se lo reclamé desde el primer día porque sabía que necesitaba algo que me acreditase que ese perro estaba conmigo provisionalmente. Era de sentido común, a pesar de ser novata en todo. De todo esto me di cuenta después, cuando empecé a atar cabos. Al principio yo actuaba según me iba guiando ella. Me engañó. Pero me di cuenta. Mi sexto sentido me decía que algo no era normal. Esa manera sectaria de dirigirse a mi no podía tener que ver con alguien que respetaba a los animales.

Durante los días que Mio estuvo en casa, fue feliz, eso no me lo va a negar nadie. A las fotos me remito. Por fin había encontrado un hogar donde lo querían. El perro fue devuelto y cambiado de domicilio seis veces, con nuestra casa ya era el séptimo cambio psicológico para un animal que lo único que quería era paz. En nuestro hogar encontró amor del bueno pero Simona truncó nuestra historia. Después de muchos días aguantando el acoso al que era sometida por ella, sus llamadas de madrugada, su obsesión por dominarme, las órdenes continuas, el chantaje emocional…y todo siempre a cambio de obtener su beneplácito para la adopción…un día me cansé y llamé a dicha asociación. Ahí descubrí la mentira. A Simona no la conocían más que de haber colaborado de manera voluntaria y desinteresada en algún stand de ayuda y apoyo al galgo repartiendo publicidad. No era responsable de nada, no tenía jefa, no conocían de nada al galgo. Me enteraba a través del teléfono mientras miraba fijamente a Mio ojiplática. Sabía que estaba aprovechándose de nosotros dos y que nos iba a separar cuando le dijera que la había pillado y que necesitaba una explicación.

Y así fue, se enfadó, mucho, tanto que me quito a Mio delante de toda mi familia y en mi domicilio. Aprovechó la situación para injuriarme y difamarme diciendo que nos había retirado al perro porque no lo tratábamos bien. Lo recuerdo como uno de los momentos más tristes e impotentes de mi vida. Intenté por todos los medios que no pasara, fueron unos días frenéticos, estaba desesperada. Llamaba a todos sitios e iba descubriendo mentiras. El perro pertenecía a una protectora de animales de Madrid y Simona organizó el juego para hacerse con el seguimiento de Mio de manera tal que nadie sospechase de sus pasos. Acudí a la policía y me dijo que era como intentar denunciar el robo de un coche sin matrícula. Nada nos vinculaba, solo el gran amor que sentíamos mutuamente. Y eso no lo podíamos demostrar.

Para situaros mejor diré que ella fue consciente en todo momento de mi situación personal. Hacía pocos meses que me había separado de mi ex-marido, de mis dos gatos, me habían operado de una cadera, mi estado emocional era el idóneo para hacerme esto. Estaba débil. Pasé meses atada a una silla de ruedas y a unas muletas esperando que mi corazón estuviese fuerte para poder dar el gran paso de adoptar un #Galgo y cuando lo hago me lo quitan injustamente. No se describirlo con palabras.

Con toda mi rabia e indignación me desplacé a Madrid en busca de Mio. Y lo encontré y nos vimos por última vez. No sirvió de nada la ayuda de muchas personas que me ayudaron a poder recuperarlo. En Madrid ya no se fiaban de que el perro viviera cerca de Simona. Fue adoptado a los pocos días por su familia de acogida y ahí entendí que tenía que olvidarme de Mio para siempre pero seguir mi camino y denunciar lo que había sufrido.

Y así ha sido. Dos años más tarde, después de muchos juicios, procuradores, salas de espera, lágrimas, nervios y dolor puedo decir que TE HE GANADO SIMONA.

Gracias por cruzarte en mi camino. No sabes la cantidad de cosas buenas que tengo gracias a tu espontánea aparición en escena. Entre ellas, dos galgos adoptados (quiero agradecer a la ONG que confió en mi desde el principio, me ayudó a recuperar a Mio y me hizo mami de adopción de mis dos angelitos), personas maravillosas que han ido apareciendo como regalo a la pérdida del perro, y lo más importante Simona, el amor, he conocido el amor verdadero gracias a ti.  Tengo el mejor abogado-amor del universo. Comparto mi vida con una persona que considero un regalo.  ¿Te parece poco lo que he ganado?

flotar

Ahora he entendido el verdadero significado del refrán y sé que no hay mal que por bien no venga.

 

 

 

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