#PielGallineando

A estas horas tendría que estar estudiando para las oposiciones de enfermería que se convocan mañana, pero no, ni lo he hecho ni pienso empollarme toda la carrera en una sola noche. Prefiero hacer algo más constructivo que dejarme tomar el pelo. Por ejemplo escribir quejándome o quejarme mientras escribo…Eso sí, allí estaré con mi boli y mi DNI porque me hace ilusión decir que me presento a opositar, yeah.

Este blog funciona así a impulsos y a espasmos, sino no escribo. No vale.

13487729_10208520629267753_280123117_n

                                          (Momento en el que leo el artículo de Marina)

Somos más de diez mil personas las que nos presentamos a este examen de la vergüenza. Sólo salen a concurso unas ciento cuarenta plazas públicas. ¿Increíble no? Teniendo en cuenta que llevamos años esperando este examen, que hay varias promociones de enfermeros que se acumulan en número y que necesitas presentar todos tus méritos para acreditar que eres un súper profesional…te entran ganas de reír a carcajadas y llorar a moco tendido, todo junto. Esperé a verlo publicado en el BOE para poder creérmelo.

Estoy orgullosa de trabajar con profesionales muy cualificados que me demuestran cada día su nivel de implicación con esta profesión tan olvidada y desvalorizada por muchos. Cientos de personas cansadas ya de hacer formación complementaria, reciclajes en cursos mil, másters, postgrados y cuatro volteretas con tirabuzón. Cierto es que la actualización de conocimientos es necesaria para ofrecer de ti lo mejor en todos los sentidos, pero hay una gama de grises entre el negro y el blanco. Muchos de nosotros tenemos la puntuación necesaria en las bolsas de trabajo de los hospitales para tener derecho a una plaza fija mediante oposición. Sumamos años de experiencia y trienios que de poco valen. No podemos acceder a mucho más. Otros, como los que acaban de empezar, a penas tienen oportunidad de acceder a estas bolsas debido a la alta competencia entre los que ya llevamos años dentro y sólo ven su salida en esporádicos contratos eventuales, que cada vez son los menos o en una fuga obligada al extranjero, qué pena. Cada día es más normal despedirte de compañeros que deciden irse lejos de este sistema sanitario. Aceptamos condiciones laborales que indignarían a cualquiera, pero supongo que el buen rollo que existe entre nosotros, la comprensión y la vocación por lo que haces , ayudan a sobrellevarlo. Yo misma he tenido alguna que otra crisis existencio-laboral que ha remitido a la primera sonrisa de cualquiera de mis mini-pacientes.

Soy sanitaria pero también soy usuaria y siento que me están robando dos partes importantes de mi vida, la salud y el trabajo. Te quejas, te indignas y te manifiestas pero todo se sigue yendo a pique despacito. Recortes, largas listas de espera, cierre de plantas, reducción de personal, privatización de centros públicos, etc. O nos concienciamos todos a una o nos hunden el barco. Acabaremos pagando en efectivo para hacernos una analítica seguro. Se agotan los pijamas y las sábanas, los pañales están contados y el personal está cada vez más resignado. Las taquillas de los vestuarios son puntos clave para llegar a estas conclusiones. Ahí nos aunamos unas a otras y unos a otros sin saber cómo acabaremos.

Y como esto funciona a espasmos, escribo y escribo para cumplir una promesa de última hora. No te conozco Marina Rico (InformaValencia.com), pero si estas líneas llegan a tus manos, sepas que has sido el calambre que me ha hecho escribir. Has conseguido motivarme a cientos de kilómetros y eso merece mi respuesta rápidamente.  Gracias porque has provocado una reacción instantánea. Qué bonito…

Esto me recuerda a algo que hablaba con mi gran amiga Tsu el otro día, la cadena de favores. Un libro que explica una historia preciosa y pielgallineante. Favor por favor.

Ojalá el mundo funcionara siempre así. Realzando alguna cualidad del que tenemos al lado por ejemplo, o sacar sonrisas sin esperar nada a cambio o provocando calambres que nos llevaran a hacer algo que nos ilusionase. Si sucediera esto estaríamos salvados.

¿Hay alguna persona en la sala que se atreva a probar? Sería magia.

¡Gracias Marina!

SUERTE MAÑANA A TOD@S COMPAÑER@S

5 Comments

  1. El personal de sanidad pública merece todos los aplausos y méritos, o tal vez silencioso respeto por su trabajo, que ahora muchos cambian por otra sanidad, privada, mucho más lucrativa, mucho menos generosa y totalmente diferente. Yo espero que se conserve la sanidad pública en este país, con dignos enfermeros y médicos, que te curan porque estás enfermo y necesitas ayuda, y no miran, si eres rico o pobre.

    Me gusta

Deja un comentario